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Declaración protectores del Río Claro-Siete Tazas

Proyecto de hidroeléctrica de empresa Electrade amenaza el Rio Claro- Siete Tazas.

• Rio Claro es un río sagrado por nacer en el Parque Nacional Siete Tazas y una zona de alto potencial turístico por su naturaleza única.
• Cientos de especies de flora y fauna habitan nuestra cuenca, varias de ellas en peligro. Incluso ha vuelto el pudú!
• Los chilenos amamos las Siete Tazas. No puede ser sacrificado.
• La empresa italiana Electrade pretende construir una hidroeléctrica de paso causando un desastre ambiental y social.
• Produciría solo 7 a 10 MW, destruyendo la cuenca, el río, la flora, la fauna y a la comunidad. Chile no necesita más electricidad, tiene 140% de sus necesidades cubiertas.
• ¡ Es un proyecto obsoleto ! Hoy se promueve la energía solar y eólica. Chile va a ser líder regional en esas energías. No más destrucción innecesaria por ninguna hidroeléctrica en Río Claro.
• No venderemos a ningún precio.
• Electrade ha demostrado malas prácticas desde su inicio y solo quiere utilidades rápidas para llevarlas a Italia a costa de nuestra naturaleza.
• No ganamos nada, perdemos todo.
• Este proyecto afectaría también a agricultores y regantes río abajo.
• Todo lo que conservemos será fuente de empleo para todas las generaciones a venir y no solo para ésta. Todo lo que destruyamos es fuente de pobreza para hoy y para el futuro.
• Creemos fuentes de empleo en turismo, educación ambiental, agricultura ecológica y conservación. Esas nunca se acaban si conservamos nuestro territorio.

S.S el Papa Francisco le pide al mundo de todos los credos una toma de conciencia:

“¿Qué tipo de mundo queremos dejar a quienes nos sucedan? Lo que está en juego es nuestra propia dignidad. Somos nosotros los primeros interesados en dejar un planeta habitable para la humanidad que nos sucederá”.

La localidad de Maitenes se encuentra en la comuna de Río Claro, séptima región. Es una comunidad rural a riberas del Río Claro que nace en el Parque nacional Las Siete Tazas y donde prima la agricultura familiar, algunas plantaciones de frutas de exportación, el ecoturismo creciente y la conservación.
Ahí se encuentran también el centro de retiro de los Jesuitas y las tierras de Fundación Origen con su proyecto educacional del Instituto para la Paz y el Desarrollo Sostenible.

La empresa Italiana Electrade compró los derechos de agua del río para hacer una hidroeléctrica sin consultar antes ni con vecinos ni con las autoridades locales, diseñó un trazado en los mapas de Google desde Italia según lo que ellos mismos nos dijeron. No conocían el lugar ni su comunidad, ni la riqueza en biodiversidad de la zona. En el mes de Mayo intentaron entrar a los predios de los vecinos que afectaría esta hidroeléctrica queriendo hacer calicatas para el estudio de factibilidad del proyecto. Esos estudios del suelo tienen por fin saber si la tierra contiene suficiente arcilla para no tener que recubrir las paredes en todo el trazado del canal y así abaratar costos.

Llegaron intentando engañar a los vecinos, hasta a hacerse pasar por funcionarios de la DGA, Dirección General de Aguas. La gran mayoría de los vecinos no los dejó pasar. A pesar de eso nos confesaron haber caminado
nuestros predios sin autorización de sus dueños.(conversación que grabamos con su autorización)

En reunión con los representantes de la empresa Electrade, Emerge de Curicó, nos enteramos de que esos derechos de agua se habían comprado para hacer una hidroeléctrica de paso que desvaría el río en 7 kilómetros para darle la cota necesaria para producir energía. En esos 7 kilómetros se excavaría un canal de 10 metros de ancho y de entre 30 y 50 metros de ancho de servidumbre para caminos, cruzando por quebradas frágiles y ricas en biodiversidad tanto en flora como en su fauna. Generaría un desastre ambiental en los 7 kilómetros por tierra, cortando los campos en dos. El río se secaría a pesar de que hablan de dejar un caudal ecológico, que se calculó a la normativa antigua de esta matriz la que considera un porcentaje de agua mucho menor que lo que rige la normativa actual. Además, los caudales de los últimos años del Río Claro son significativamente menores debido al cambio climático, lo que implica que de acuerdo a los derechos de agua que tienen otorgados (10mt3 en promedio) en la situación actual secarían el río. Los daños ambientales se harían sentir río abajo en toda la cuenca afectando además a agricultores y regantes como ya ocurre en otras localidades. Lo que se ha visto con las centrales de pasada de la cuenca del río Maule es que las empresas prefieren pagar las multas antes de parar su negocio energético.

Estos señores también explicaron que no pretendían someterse a un estudio de impacto ambiental (EIA) pero solo una declaración de impacto ambiental (DIA), para proyectos de bajo impacto a pesar de que la legislación chilena establece que en las siguientes condiciones (entre otras) se debe realizar un EIA:

1. Efectos adversos significativos sobre la cantidad y calidad de los recursos naturales renovables, incluido el suelo, agua y aire.
2. Localización en o próxima a poblaciones, recursos y áreas protegidas, sitios prioritarios para la conservación, humedales protegidos, glaciares, susceptibles de ser afectados, así como el valor ambiental del territorio en que se pretende emplazar.
3. Reasentamiento de comunidades humanas, o alteración significativa de los sistemas de vida y costumbres de los grupos humanos.
4. Alteración significativa, en términos de magnitud o duración, del valor paisajístico o turístico de una zona.

Este proyecto afecta a todas estas categorías y por lo tanto no podría obviar el EIA como pretenden.

La empresa Electrade y sus representantes nos explicaron que deben hacer un proyecto de “bajo costo para ellos y que un EIA es muy costoso”. Por otra parte pretenden hacer un canal abierto sin recubrir las paredes del canal, nuevamente porque sería muy costoso. Desde sus inicios la actuación de esta empresa ha mostrado ser de una falta de seriedad impresentable. La única razón de ser de su inversión es generar dinero rápido para sus inversionistas italianos sin el
menor respeto por la comunidad, las autoridades locales, nuestra legislación y sobretodo por la riqueza y vulnerabilidad ecosistémica de la cuenca del Río Claro-Siete Tazas.

Los precios de la energía han bajado significativamente en Chile y el negocio ya no es lo que era hace algunos años por lo que intentan además bajar los costos de construcción e implementación.

Creemos que esta empresa no podría actuar así en Italia.

Según funcionarios y profesionales en el tema energético a quienes le hemos solicitado su opinión, este tipo de proyecto hidroeléctrico ya está obsoleto técnicamente y no se justifica la magnitud de la destrucción para la poca cantidad de energía que produciría. Una obra de gran envergadura y destrucción con el fin de producir solo 7 a 10 MW de energía.

Chile ya no necesita energía, la tiene de sobra, hoy estamos produciendo 140 % de nuestras necesidades reales (fuentes oficiales). Lo que se proyecta es exportar
energía a Argentina y a Perú a costa de nuestra naturaleza.
Los expertos (funcionarios, científicos y ambientalistas) concuerdan que se
debe remplazar las termoeléctricas altamente contaminantes (50%) por energías renovables no convencionales tales como la solar y la eólica, el futuro energético de Chile. Pero en ningún caso seguir destruyendo los mares, los ríos, cuencas y la biodiversidad única de esta zona del mundo.

La construcción de esta obra contemplaría desviar el río y hacer caminos cada
un kilómetro para excavar el canal con maquinaria pesada por 7 kilómetros.
La excavación y extracción de toneladas de tierra ocuparía camiones que destruirían la tierra agrícola y bosques nativos con especies de flora y fauna en peligro.

Además del daño ambiental, existe un gran daño social.
La experiencia de estos proyectos es que destruyen las comunidades,
su vocación rural y turística. Dividen a las familias al tentar con compensaciones económicas por algo que no tiene como ser compensado. Aprovechan las necesidades de las personas e inculcan el miedo a no vender, a ser los
únicos que no van a recibir nada. Engañan y corrompen. Aducen a la necesidad de generar empleo pero en esa zona existe mucho empleo generado por la producción frutícola. Los empleos que generan proyectos hidroeléctricos son esporádicos y se trae personal de fuera de la comuna, lo que aumenta la problemática social. Conocemos los ejemplos de otras localidades tales como el Cajón del Maipo, el Alto Bio Bio y otras obras en nuestro país. Se tardan generaciones para reparar lo que ocurre a nivel social después del paso de estas empresas.

Protectores del Río Claro y las Siete Tazas

La zona de Maitenes está a 10 kilómetros del parque nacional Las Siete Tazas y a pesar de no estar dentro del parque goza de las mismas especies protegidas y vulnerables. Toda la cuenca del Río Claro hasta la carretera debería ser protegida por ser un río “en extinción”, un río sagrado.

Según fuentes de Conaf esta es una de las zonas más biodiversas de Chile con paisajes de transición entre los ecosistemas esclerófilos de la zona centro norte y del bosque templado y siempreverde de la zona sur. Se encuentran especies de flora como el radal, el coihue, el avellano, ciprés de la cordillera, hualo, olivillo, y especies en categoría de conservación como el naranjillo y el belloto. En cuanto a fauna se encuentra el pudú, el puma, el zorro culpeo, el zorro chilla, el monito del monte, la yaca, el quique, la vizcacha, el gato colo- colo, la huiña y el chingue. En cuanto a la diversidad de aves están el loro tricahue, el pato correntino (en peligro e extinción), la torcaza, la cachaña, el halcón peregrino, el cóndor, el águila, el bailarín, el aguilucho, el carpintero negro, el buho, entre muchas otras.

Los vecinos de esta comunidad nos unimos para formar la agrupación de los Protectores del Río Claro- Siete Tazas. Nos oponemos sin condiciones a los proyectos de hidroeléctricas en nuestro río. No vamos a vender nuestras tierras, a ningún precio. Todos estamos trabajando para promover un desarrollo respetuoso y apropiado a nuestro entorno natural y a nuestra cultura local rural. Tenemos proyectos ecoturísticos, de educación, de producción agroecológica y de desarrollo espiritual, los que generarán oportunidades para muchos en la comunidad.

Esta zona tiene un destino agrícola y ecoturístico que debe ser preservado como fuente de desarrollo permanente para sus habitantes. Esta es una localidad única en nuestro país en cuanto a la calidad de la tierra agrícola, el paisaje, el clima, la belleza escénica y riqueza ecosistémica y atrae miles de personas todos los años al Parque Nacional Siete Tazas, uno de los cinco más importantes de Chile.

Todo el esfuerzo de las autoridades nacionales, regionales y locales puede centrarse en fomentar la inversión turística y de conservación de la naturaleza, en alianza con universidades y con las comunidades, para generar empleo duradero y digno, rescatar las tradiciones culturales y generar desarrollo sostenible para nuestro país.

Todo lo que conservemos será fuente de empleo para todas las generaciones a venir y no solo para ésta. Todo lo que destruyamos será fuente de pobreza para el futuro.

Promovemos un tipo de desarrollo sabio donde todos ganan; ganan todas las personas cuya vida es inseparable de la naturaleza.

Salvemos el Río Claro-Siete Tazas

Directiva Protectores del Río Claro- Siete Tazas
protectoresrioclaro@gmail.com
Mary Anne Müller
Jorge Costadoat sj
Gabriel Zegers
Javiera Fernández
Manuel Ponce
José Mardones
Carlos Capurro
Daniel Zúñiga
America Opazo
Jimena Zúñiga
Miguel Ayala y Sra.

Electrade vs el río sagrado de las Siete Tazas

Chile es un país hermoso. Muchos chilenos lo han comenzado a conocer -antes no habían tenido los medios para hacerlo-, y quedan maravillados con sus paisajes. La pre-cordillera es una maravilla. Es un privilegio tenerla tan cerca.

Entre los muchos ríos de las regiones céntricas del país, el Río Claro, que en unión con el Lircay son el alma de Talca, es sin duda un río sacro. Es el río sagrado de las Siete Tazas. Estas distan 55 km de Molina. Son el orgullo de esta ciudad y de los habitantes de la VII Región. El Maule es poderoso, pero en gracia el Río Claro es más. Talvez sea porque su recorrido es sinuoso, calmo, en sus orillas la meditación es más fácil. Dificulto que en Chile haya un río con un comienzo tan elegante. Esas Siete Tazas de aguas en cascada, el Velo de la Novia, el Salto de la Leona son de una hermosura incomparable. La armonía de la aguas, gélidas y trasparentes, apaciguan el espíritu e invitan a mirar con lupa la vida que brota a borbotones en sus orillas.

Donde hay agua hay vida. En la cuenca de las Siete Tazas abundan las especies vegetales y animales típicas de la Zona Central. Aves, por montones: pitíos, torcazas, tucúqueres, cachuditos, chunchos, tordos, diucas, colegiales, fío-fíos, chercanes, jilgueros, raras, tiuques, cernícalos, tencas, liles, garzas, choroyes y varias familias más. Son unas 270 especies. Se dan naranjillos, quiyalles, peumos, maquis, olivillos, maitenes, radales, espinos, bellotos, ruíles, boldos, litres, robles y arbustos varios. Hay nueve tipos de anfibios y veinte de reptiles. Hay pudúes, monitos del monte, quiques, güiñas, zorros, chingues… Y peces, cangrejos. E insectos de muchísimas clases. Flora y fauna que crece junta, que depende una de otra. Nada, sin embargo, nada, sería posible sin el río. Como en las demás partes del país, la vida pertenece a las aguas y las aguas pertenecen a la vida.

Me pregunto: ¿por qué el país no proyecta su desarrollo en clave estética? Sé que lo está haciendo. Conaf hace su parte, las municipalidades la suya. Nuestro país es sumamente bello. El desarrollo económico de Chile bien podría orientarse hacia el turismo. Los mismos chilenos podríamos reinvertir nuestros recursos en gozar de la tierra que tenemos.

Dejemos por un momento, empero, el valor económico de nuestros paisajes. Lo bello es gratuito. Si Chile aspirara a convertirse en un paraíso de la naturaleza, aunque saliera para atrás en las platas, valdría la pena intentarlo. Porque cuando se tiene espíritu y se busca la armonía con el prójimo y el cosmos, la captación de la hermosura en lo pequeño basta y sobra.

Duele infinitamente, por todo esto, que la empresa ELECTRADE se disponga a construir una hidroeléctrica de paso en el Río Claro. Consta que Chile tiene cubiertas sus necesidades de energéticas por nueve años más. Los países europeos viran progresivamente hacia las energías renovables no convencionales. Chile mismo da pasos extraordinarios en aprovechar el sol y los vientos. El país entre 2014 y 2017 ha doblado su energía renovable no convencional. Para el 2030 se espera que llegue a un 60% e incluso se dice que para el 2050 este tipo de energía podría cubrir el 100% de las necesidades energéticas. ¿Sacrificar al hijo de las Siete Tazas para exportar energía a otros países? ¿Hacer del agua un negocio de la empresa privada a costa de vida y la hermosura de Chile? ¿Cómo es posible que Italia permita que una de sus empresas incurra en esta barbarie? ¡Italia!

Este no es un proyecto sustentable.

Meterán camiones, romperán las riberas, desviarán el Claro en 7 kilometros, secando gran parte de su lecho. Construirán mamotretos de cementos hasta que el negocio dé, y se irán. Antes habrán engañado, comprado, compensado y finalmente desarraigado a los campesinos de sus tierras. Algunos de ellos están aterrados. El dinero conseguirá enemistar a los vecinos. Las comunidades serán destruidas. Empresas del tipo lo hacen en varios otros lugares del territorio. La historia es siempre la misma.

Pagarán las multas. Tienen plata.

Pienso que llega la hora en que todos, los empresarios, los funcionarios de gobierno, la ciudadanía, la derecha y la izquierda, levanten la mirada y, en vez de echarle la culpa a los demás, consideren acaso la belleza es un bien suficientemente importante como para que las próximas generaciones puedan gozarla y vivir de ella. La naturaleza, incluido el ser humano en ella, es una armonía. La belleza está en la armonía. La fealdad mata. La belleza –dice Dostoievski – “salvará al mundo”.

La misión de un parlamentario católico

Un político católico debe obedecer a las autoridades de su Iglesia. Pero a veces esto no es fácil. ¿Qué es exactamente obedecer? No siempre será evidente al político católico que ellas tengan razón. Cualquiera sea el caso, es útil distinguir entre hacer propia la enseñanza de la Iglesia y obedecer a los pastores una instrucción de orden político. Hay temas en que la enseñanza eclesiástica no es clara para los laicos. Hay situaciones en que esta enseñanza sí es clara y, sin embargo, las decisiones políticas pueden ser plurales. Exigir los obispos a los laicos una misma acción política, exigírselo especialmente a los parlamentarios, no corresponde.

Los católicos debieran confiar en las autoridades de la Iglesia. No es esperable que los laicos estén igualmente preparados en todos los temas sobre los cuales su Iglesia tiene algo que decir. Es ya mucho lo que han de aprender para ganarse la vida y sacar adelante a su familia. Deben, en consecuencia, hacer fe en la enseñanza de sus pastores. Estos, por su parte, tienen por misión iluminar el camino de los fieles en virtud de una investigación de las fuentes de la revelación (la Biblia y la tradición, interpretadas por los “padres”, los papas, los teólogos y la experiencia creyente de los mismos cristianos), el auxilio de la filosofía y de las ciencias modernas, además de la atención a los “signos de los tiempos”, en todo lo cual los mismos laicos, sea por su preparación profesional, su sabiduría acumulada y su experiencia espiritual, aportan muchísimo. Esta misión se hace más difícil cuando las respuestas del pasado no vienen al caso de las preguntas del presente. Forjar una enseñanza nueva para tiempos nuevos, es una tarea que requiere mucho estudio y energía. Demanda un ingente trabajo colectivo y una disposición a buscar la verdad mucho más que a defenderla.

La Iglesia -todos los bautizados- enseña cuando aprende. Ella misma es ignorante sobre una enorme cantidad de materias que los tiempos aún no le han planteado. Las autoridades eclesiásticas no poseen “verdades” guardadas que sacar de un baúl cada vez que se presenta un problema. Tampoco tienen “recetas”. Ellas nunca pueden olvidar que la humanidad, y la Iglesia misma, avanza en la historia a tientas. Deben recordar, más bien, que la Iglesia ha perfeccionado muchas veces su enseñanza. El respeto de la libertad religiosa, por ejemplo, constituye un avance doctrinal del Vaticano II (Dignitatis humanae 2). El Concilio contradijo la intolerancia de Pío IX en esta materia (Syllabus III, 15). Este progreso es uno entre muchísimos otros.

Lo que vale para los cristianos en general, tiene particular importancia para los políticos católicos. Estos y las autoridades de la Iglesia, por lado y lado han de respetarse en el cumplimiento de sus funciones. Los políticos han de confiar por principio en la enseñanza de sus pastores. Estos, por su parte, deben reconocer autonomía al ámbito público y, sobre todo, respetar el recurso a la conciencia de los políticos cristianos. La persona de Estado “tiene el derecho de seguir, según su conciencia, la voluntad de Dios y de cumplir sus mandamientos sin impedimento alguno. Esta libertad, la libertad verdadera, la libertad digna de los hijos de Dios, que protege tan gloriosamente la dignidad de la persona humana, está por encima de toda violencia y de toda opresión y ha sido siempre el objeto de los deseos y del amor de la Iglesia. Ésta es la libertad que reivindicaron constantemente para sí los Apóstoles” (León XIII, 1888).

Es así que la Iglesia en Chile debe esperar, e incluso pedir, que los senadores católicos cumplan el juramento que hicieron al asumir su cargo. Dice el Reglamento del Senado: “¿Juráis o prometéis, guardar la Constitución Política del Estado; desempeñar fiel y lealmente el cargo que os ha confiado la Nación, consultar en el ejercicio de vuestras funciones sus verdaderos intereses según el dictamen de vuestra conciencia y guardar sigilo acerca de lo que se trate en sesiones secretas, y respetar y acatar las decisiones de la Comisión de Ética del Senado?”. Algo parecido vale para los diputados.

Si algunos dignatarios eclesiásticos no están de acuerdo con que un católico jure algo así, podrán recomendarles que cesen en su cargo. Arriesgan, eso sí, que el parlamentario invoque en su contra la enseñanza de la misma Iglesia.

Continúa el Reglamento: “El nuevo Senador responderá: ‘Sí, juro’, después de lo cual el Presidente agregará: ‘Si así lo hiciereis, Dios os ayude, y si no, El y la Patria os hagan cargo’”.

Si el congresal católico jura y luego en el desempeño de su cargo no cumple su juramento, “peca”. Será un “pecado”, en su caso, no obedecer a Dios que le habla en lo hondo de su conciencia. El senador/a o diputado/a deben iluminar su conciencia con la enseñanza que las autoridades de su Iglesia le hacen saber, pero ellos no han sido elegidos para obedecer a sus pastores ni para defender su credo, sino para tomar las mejores decisiones políticas posibles atendidas las circunstancias, las posibilidades y las personas en cuestión. Es esto, sobre todo, lo que Dios, y su Iglesia, pueden esperar de los parlamentarios católicos.

El Papa Francisco encontrará una Iglesia Católica en crisis

¿Por qué el Papa visitará Chile? Es difícil saberlo. Pero una visita suya puede ayudar a una Iglesia chilena en crisis. Francisco puede reanimarla. Puede potenciar su compromiso con los más pobres.

Cobra especial relevancia que el Papa acuda a Temuco, territorio mapuche, donde se encuentran los más pobres del país. Su pobreza no es casualidad. Los mapuche fueron desplazados a las peores tierras por los chilenos que se hicieron del sur a mitad del siglo XIX. En las últimas décadas volvieron a entrar en la Araucanía empresas forestales y de extracción minera sin respecto por la sensibilidad eco-social de un pueblo que vive en paz con los demás y con la naturaleza. Hoy la zona, además de víctima de un genocidio histórico, experimenta la resistencia violenta de grupos mapuche extremos. La Iglesia en aquellos lugares desarrolla un trabajo pastoral importante en favor de los mapuche.

También es relevante que el Papa vaya a Iquique. Allí tiene lugar la fiesta religiosa de La Tirana, una de las más populares del país. Una fiesta de gente pobre y profundamente católica. Iquique es hoy, además, una ciudad de muchos inmigrantes. Personas que vienen de otros países latinoamericanos en busca de mejores condiciones de vida. Sabemos que el Papa tiene una especial preocupación por los migrantes. La Iglesia chilena también la tiene y desarrolla diversos apostolados en su favor.

Por otra parte, los católicos se encuentran en una situación de gran desencanto. Muchos abandonan la Iglesia. Los católicos en los últimos veinte años han disminuido prácticamente en un 20 %. En la actualidad deben ser un 57 % de la población (Latinbarómetro).

¿Cuáles son las causas? Sin duda la principal es un tremendo cambio cultural parecido al que tiene lugar en el resto del mundo, debido a una globalización que quiebra la cultura tradicional y socava por parejo las instituciones civiles y religiosas, incluidas las que promueven los mejores valores de la humanidad. Este cambio se debe en gran medida a la búsqueda económica de la máxima ganancia y el mercado que reduce las personas a individuos que han de competir para “ser alguien” por la vía del consumo, y no por el camino de la solidaridad. En este contexto el catolicismo chileno, de antiguo falto de vigor, se ha debilitado. Las pertenencias comunitarias están en crisis. Menguan las parroquias, las comunidades eclesiales de base, las comunidades religiosas, los movimientos laicales, el recurso a los sacramentos y la participación en la eucaristía dominical, y no hay visos de ningún brote de originalidad más o menos importante. Por otra parte, las ayudas internacionales se han reducido (clero, religiosos y religiosas) y las vocaciones han disminuido vertiginosamente.

¿Qué dirá el Papa a los católicos del 1% más rico que no tienen en qué más gastar su dinero mientras todavía hay gente que vive botada en las calles? ¿Mirará a los ojos a los católicos que acumulan el 0,1 % del patrimonio nacional, que compran de todo y a todos, que corrompen a la clase política y devengan pingües ganancias con sus favores?

La Iglesia chilena, por otra parte, ha sufrido como ninguna otra en América Latina el impacto de los escándalos de los abusos sexuales, psicológicos y espirituales del clero, y la falta de colaboración de las autoridades religiosas para hacer justicia a las víctimas. ¿Se reunirá Bergoglio con estas víctimas aunque sea solo para darles la mano? Es cierto que el Papa tendrá una agenda apretada. Pero podría priorizar un encuentro con ellas. También pudiera visitar las oficinas que han levantado las diócesis para acoger y atender los reclamos de justicia de personas abusadas. Ha habido aprendizajes importantes. Otras actividades de su agenda pueden caer.

Mi impresión es que los obispos y el mismo Papa no han caído suficientemente en la cuenta que lo laicos están estremecidos con estos escándalos. Los jóvenes no confían en el estamento eclesiástico. Las próximas generaciones exactamente por esta razón, no llegarán a creer en Dios. Se habrá cortado el testimonio del que depende la transmisión de la fe.

¿Qué dirá el mismo Francisco sobre la situación de la Iglesia de Osorno? Él nombró al obispo Barros a cargo de la diócesis y él lo ha mantenido a brazo partido. Rechazó el reclamo de los osorninos que no han querido tener como pastor a un hombre de Karadima. Haya sido Barros una víctima más, haya sido su colaborador, los católicos del lugar tienen perfecto derecho a reclamar (Nullus invitis detur episcopus, sostenía el Papa Celestino, “ningún obispo impuesto”). Por este reclamo el Papa ha tratado a la gente de Osorno de “tonta”. Debiera pedirle perdón. Urge, además, que encuentre una solución al problema creado. Los laicos están airados, los curas divididos y deprimidos, y los jóvenes no quieren recibir la confirmación del obispo Barros.

Los católicos chilenos necesitan ser reanimados. Pero no les bastarán consuelos pasajeros. La Iglesia chilena necesita curar su desconfianza. Si no hay reparaciones profundas, si los que tienen que dar un paso al lado no lo dan, la enfermedad le puede costar la evangelización. No se puede creer en Cristo sin creer en la Iglesia. De la confianza se llega a la fe, por medio del testimonio de la Iglesia se llega a Cristo.

Entrevista sobre el pluralismo religioso (autor: Roberto Bravo)

Bienvenido el pluralismo religioso

Alguna vez se ha pensado que el avance de la modernidad traería aparejada la reducción de las religiones. Esto no se ha cumplido. La secularización europea no es la regla. Por todas partes del mundo se constata, no obstante el predominio de la racionalidad científica y técnica, el florecimiento del pluralismo religioso. Normalmente las religiones son fuerzas de paz, a no ser que los Estados u otros grupos de poder las utilicen con otros fines. El pluralismo religioso prospera especialmente de la mano de los migrantes que llevan sus creencias por doquier.

Chile es un país pobre en la materia. Faltan aquí judíos, musulmanes, budistas, hindúes y otras versiones de cristianismo como acervo de humanidad. El cristianismo ha nutrido a los chilenos de respeto por la dignidad humana, de amor al prójimo, de inquietud por la justicia social y el bien común, de esperanza y de capacidad de sobreponerse a las adversidades, y de sentido de agradecimiento por la vida. ¿Pero no podría el país enriquecerse aún más si acogiera otras tradiciones religiosas? Los inmigrantes haitianos han comenzado a celebrar sus eucaristías con tambores y cantos muy alegres. ¿Qué es de los coreanos? No sé. ¿Y de los chinos e indios? Tampoco sé. Los budistas son lamentablemente pocos. Los musulmanes también son pocos. Habrá que esperarlos con los brazos abiertos.

Desde un punto de vista teológico la apertura de los cristianos a descubrir la grandeza religiosa de la humanidad tiene fecha de comienzo. El concilio Vaticano II, de un modo impresionante, aseguró que Dios “salva” a los seres humanos por vías que la Iglesia puede desconocer. La Iglesia Católica, en consecuencia, no tiene el monopolio de la verdad. El mismo Vaticano II derribó el muro con los judíos. Hoy las relaciones interreligiosas entre ambos credos suman triunfos. Algo parecido ha ocurrido con las otras confesiones cristianas. El ecumenismo es casi obvio. Después de polémicas, e incluso de guerras entre ellos, los cristianos descubren que comparten lo fundamental. Por último, el Concilio terminó con las religiones estatales. Desde entonces las iglesias locales no debieran procurar de los Estados ningún tipo de privilegios. A partir del Vaticano II las jerarquías eclesiásticas han debido respetar la conciencia de los políticos católicos en el ejercicio de sus cargos.

La modernidad y sus modernizaciones sin duda han elevado las condiciones de vida de la humanidad. Han forjado también valores extraordinarios: la democracia y los derechos humanos. Pero, por otra parte, sobre todo a ancas del capitalismo, han devastado al mismo ser humano que pretende mejorar. La crisis socio-ambiental es una prueba palmaria de su fracaso. Hoy, por el contrario, se impone la convicción de que las religiones humanizan a un nivel muy profundo. No siempre. No en todos los casos. Ninguna de ellas debiera eximirse a priori del escrutinio público. Pero, en términos generales, las religiones, con sus ritos y sus mitos, expresan las necesidades más hondas de amor, de perdón, de purificación, de integración al cosmos, de oración, de agradecimiento, de justicia y de paz de las personas.

Esto así, me pregunto si en Chile no pudiéramos fomentar el mejor de los pluralismos religiosos. Se me ocurren dos ejemplos. ¿No sería posible innovar en el Te Deum? Todos los 18 de septiembre la Iglesia Católica da gracias a Dios por la patria. Últimamente esta oración ha incorporado, con expresiones de gran belleza, a otras denominaciones religiosas y culturales. ¿No podría un año hacerse esta misma ceremonia el día 19, en la catedral evangélica? Podría presidir las oraciones el pastor de Jotabeche. Lo mismo pudiera hacerse en el nuevo templo bahá’í que domina la ciudad desde los pies de la cordillera. El templo, de lejos, se ve hermoso. Los bahá’í procuran precisamente una amistad religiosa mundial. O llevar las ceremonias a Coquimbo. Allí se construyó una mezquita. Se dirá que bromeo. No. El Papa Francisco lo haría. Sería un gesto potente de voluntad de amor, de diálogo y de paz.

Otra propuesta. ¿Qué hace necesario que siga habiendo capellanes en el palacio de la Moneda? ¿No significa esto un trato privilegiado con una o dos religiones? Se trata de un cargo ya algo arcaico. ¿Es útil? No es inútil que haya un capellán castrense. El obispado católico presta un servicio a la enorme familia militar. ¿Pero por qué a una religión particular se le facilita este acceso y a las demás no?

Última propuesta, y con esto termino. Me parece que el Estado de Chile debiera actualizar su relación con las religiones. Sería muy conveniente que concentrara sus ayudas en favor de todas las religiones, que fomentara su desarrollo y el encuentro entre ellas, en vez de apoyar cargos y ritos que van perdiendo razón de ser, o que se han vuelto odiosos por su parcialidad. Esta sería la mejor expresión de la neutralidad que la República debe a sus ciudadanos.

Entrevista de José Manuel Vidal en Religión digital

Está faltando socialismo

No soy analista político ni político, escribo como un ciudadano común. Lo hago porque estoy preocupado.

Juzgo que la mayor dificultad de Chile hoy es la relación de una clase política enferma con una ciudadanía enferma también. Lo primero que salta a la vista son los yerros de los políticos. Estos son graves, pero el disgusto ciudadano contra los políticos, el Estado, los empresarios y contra sí misma, especialmente tratándose de un malestar y una odiosidad que se nutren de un individualismo creciente, se está convirtiendo en una amenaza todavía mayor. El individualismo está desquiciando las instituciones y las agrupaciones, a las parejas y a las familias, a Chile como país y a otros países.

Desde que Joaquín Lavín el año 1987 anunció el triunfo del neoliberalismo sobre la configuración comunitarista del país, el individualismo, sobre todo en su versión consumista, se ha convertido en el factor motivacional principal de la toma de decisiones de las personas, también en el campo político. En general, la gente vota por lo que le conviene y no por lo que le conviene al país. ¡Muchos no votan! Es más, no solo los jóvenes, también los mayores exigen derechos pero no quieren que la sociedad les imponga deberes. Se olvida, empero, que los derechos se sustentan con deberes.

El pronóstico es malo. Alejandro Guillier, de izquierda, quiere ser el candidato de una ciudadanía harta de los políticos y de los abusos de quienes controlan del Mercado. Pero no me parece igualmente preocupado por la creciente falta de solidaridad política de esta ciudadanía. La solidaridad social de la nación se activa fácilmente y de un modo extraordinario con terremotos, aluviones e incendios. Pero las últimas décadas hemos constatado entre nosotros ciudadanos una pobrísima voluntad de sacrificio político. El caso es que la mayoría de las personas parece más interesada en lo que el país le pueda dar que lo que ella pueda dar a su país.

Esto lo digo porque, tras haber leído el libro de Raúl Sohr en que entrevista al candidato, no me queda la impresión de que Guillier se dé realmente cuenta la profundidad del problema. Comencé a leer el libro con la simpatía que siempre le he tenido al personaje, pero quedé preocupado. Me ha dejado la idea de que Guillier no percibe que la “revolución silenciosa” diagnosticada por Lavín nos ha hecho cada vez más egoístas y que la desigualdad, que no cede, en una cultura maleada por el Mercado, nos parece aún más irritante. Nos vuelve agresivos. Nos enferma.

La ciudadanía, la responsabilidad política del pueblo sobre sí mismo, está siendo carcomida a un nivel muy hondo. Entre los muchos fallos de los políticos, el peor de todos puede ser precisamente no representar a esta ciudadanía como “profesionalmente” debe hacérselo. A mi parecer, su obligación mayor debiera ser auscultar “las necesidades de la gente”, conocer sus emociones, reacciones y reclamos de justicia y de derechos; pero, la profesión de político exige también tomar decisiones impopulares y legislar muchas veces en contra de las mayorías, si de ello depende la construcción de un futuro común.

Tiene razón Guillier de quejarse contra la clase política por numerosas razones. También acierta en representar el malestar enorme de la ciudadanía engañada por empresas, cadenas de negocios y tiendas que abusan de ella. Los chilenos están airados contra la colusión entre las empresas y el cohecho con que estas seducen a los parlamentarios. Pero un político –y de esto nada dice Guillier- no solo debe asumir la queja de los ciudadanos, sino también encaminarlos al bien común, a veces contra su voluntad, por la fuerza de la ley.

¿Será mejor Guillier que el Partido socialista que lo eligió de candidato? No sé. Pero es lamentable que la política sea cosa de mera popularidad. ¿En qué momento el Parlamento liberó a los ciudadanos de la obligación de votar en las elecciones? Mal hecho. Otro ejemplo: los ciudadanos agradecen, en principio, el incremento de un 5 % en su fondo previsional, pero quieren que se les impute como ahorro individual. No están dispuestos a compartirlo con los demás. Tercero: los santiaguinos, en forma creciente, se “vengan” contra el Transantiago no pagando sus pasajes. ¿Son estos mejores que la juventud que destruye los buses y que arruina el centro de la ciudad con los grafittis y sus proclamas anarquistas? Por mi parte, me sumo a quienes exigen que la gratuidad universitaria sea financiada por los egresados una vez que se inicien en la vida laboral. Asimismo, pienso que habría que quitarle la gratuidad a quienes no voten en las elecciones políticas.

Resulta paradójico pensar que, al final del día, los socialistas chilenos son los empresarios que, con el pago de impuestos, financian los derechos sociales (salud, educación, habitación, etc.) de una población que tiene puestos los ojos solo en sus intereses individuales. Es raro, además de injusto. El futuro de cualquier país depende de que cada ciudadano y las asociaciones intermedias se sacrifiquen en beneficio de los demás y del conjunto.

Necesidad del Ante-Cristo

Escribo del Ante-Cristo. No sé si lograré expresarme. Se me perdone. No quiero molestar. Pero se trata de algo importante.

El Ante-Cristo es distinto de Cristo y del Anti-Cristo.

El Ante-Cristo es el Cristo anterior al Cristo resucitado en que creemos los cristianos. Es, por decirlo así, el Cristo antes de Cristo. La Iglesia celebra en Semana Santa la pascua de Jesús de Nazaret, resucitado y rehabilitado por Dios como el Mesías de toda la humanidad. El problema es que, en este paso, los seguidores de Jesucristo nos apropiamos muy rápido de su victoria y, como por arte de magia, la computamos con cualquier éxito terreno comenzando por la adquisición de riquezas y siguiendo por la acumulación de poder. ¿No es esta invocación de su victoria una especie de traición a la solidaridad de Jesús con los crucificados de todos los tiempos? Lo es.

El Ante-Cristo es Jesús así no más. Sin resurrección. Un carpintero de una región insignificante de Palestina que creció entre gente agobiada por los impuestos de judíos y romanos, un galileo común llamado por Dios a integrar a los marginados por sus enfermedades, a los despreciados por su irreligiosidad, a los pecadores de todo tipo y a las víctimas de la aristocracia y los sacerdotes de Jerusalén. Lo mataron los romanos, no los pobres. Lo mataron a instancias de los expertos en Dios, fariseos y saduceos que administraban la salvación. No podía ser que un israelita de a pie reclamara para sí una relación con Dios tan íntima como para llamarlo Padre y hermanar a justos y pecadores. Quienes a futuro se supieran “hijos” e “hijas” de Dios, amados incondicionalmente por Él, no tendrían por qué acatar al establishment religioso que trocaba la salvación con buenas obras y sacrificios tasados en dinero. Este, sin más, fue y sigue siendo el Ante-Cristo. Fue, porque lo asesinaron y hoy muchos piensan que fracasó y punto. Sigue siendo, porque, aunque lo eliminaron, también muchos lo admiran y se dejan orientar por su figura y su discurso humanizador. ¿Merece “fe” el Ante-Cristo? Sí, pero fe con minúscula. Es la “fe” de esas personas que reconocemos por su amor al prójimo.

El Anti-Cristo, en cambio, es todo lo contrario. Este no merece fe ni con minúscula ni con mayúscula. Es infiel por naturaleza. Desleal. Con el Anti-Cristo no hay posibilidad de amistad alguna, solo de alianzas. Es el “dios” de los triunfadores a secas. No “es”, “son” los dioses de quienes absolutizan sus múltiples ambiciones. Es el ídolo del dinero -Mammón le llamó Jesús- con que se compra de esto y aquello, calcetines y mujeres, el “dios” que se encarna a veces en poderes eclesiásticos que venden indulgencias, sacramentos, bendiciones, que sacan pecho en las embajadas y se reverencian unos a otros en las nunciaturas. El Anti-Cristo es el super-hombre que invierte en los paraísos fiscales, importándole un rábano que la especulación internacional arrebate el futuro a los pueblos miserables de la tierra. El Anti-Cristo se ufana delante de los pequeños, los mira en menos, los pasa a llevar, a no ser que pueda comprarlos para venderlos. El Anti-Cristo mandó matar al niño Jesús. No lo consiguió. Terminó con los inocentes de la región. El Anti-Cristo convenció al Sanedrín que más valía sacrificar a uno, a Jesús, para no poner en peligro el pacto político entre Roma y el Israel de la época. Sus víctimas en todo tiempo han de pasar al olvido. De ellas no pueden quedar restos, memoria ni museo.

Los cristianos por dos mil años han debido precisamente hacer recordar a las víctimas del Anti-Cristo. La Eucaristía es un memorial de quien fue ajusticiado injustamente y una apuesta por su rehabilitación. Creer en Cristo equivale a afrontar a los ídolos del Anti-Cristo con las armas de la lucha por la justicia y el perdón de los arrepentidos. Habrá un juicio final. No da todo lo mismo. Por fin se sabrá que el amor es el secreto del universo. Pero los cristianos –lo decía hace poco- solemos aferrarnos demasiado rápido al resucitado y, a causa de esta prisa, olvidarnos del Ante-Cristo, el Cristo antes de Cristo. En esta pasada, inadvertidamente, nos aliamos con los que aquí y ahora dominan a los demás. ¿Es posible creer al mismo tiempo en Cristo y el Anti-Cristo? Es un hecho que sí. Muchos cristianos “de los dientes para afuera” se inscriben como católicos en los censos y “de los dientes para adentro” se rigen y son regidos por el mercado.

¿Es posible creer al mismo tiempo en Cristo y en el Ante-Cristo? En cierto sentido, sí. En cierto sentido, para los cristianos al menos, es obligatorio que así sea. Harto bien nos haría el Viernes Santo suspender por un rato nuestra creencia en el resucitado, nuestra fe en Dios, y fijar la mirada en el hombre condenado a muerte siendo inocente, la única persona en quien pudiéramos descubrir un motivo para llorar con dignidad y esperar sin aflojar.

El Ante-Cristo une a la humanidad que sufre. El Ante-Cristo divide entre víctimas y victimarios. Los cristianos son tales cuando su Cristo consiste en Jesús. Este Jesús que une y que divide, el Cristo del Viernes Santo, hoy más que nunca, convoca a creyentes y no creyentes a resistir la violencia de los codiciosos que se están apoderando del planeta y desplazan de sus tierras a pueblos enteros.

Me perdonarán los lectores si no me logro explicar. Sucede que el cristianismo, mi cristianismo, cruje y a menudo pienso que los cristianos le hacemos el juego a los enemigos.

Por quién votaré

No votaré por alguien que a mí me convenga. El país está primero. Entre los muchos asuntos a considerar, será para mí prioritario mirarlas cosas en el largo plazo. Votaré por quien, a la hora de decidir, vea que se preocupe por los siguientes sujetos.

Las mujeres todavía están en situación de desigualdad. Me gustaría comparar los programas de los candidatos. ¿Qué proponen para achicar la diferencia en los salarios? Se dirá que los sueldos los fija el mercado. ¡Por esto precisamente suelen ser injustos! El mercado da una señal importante para construir un sueldo justo, pero señales hay muchas otras. Otra cosa: se ha sugerido una pensión para las mujeres que han sido dueñas de casa. Podría concedérseles a las madres que no pudieron trabajar o que lo hicieron con dificultad y apenas pudieron ahorrar en una AFP. Alguien dirá que el trabajo doméstico de la dueña de casa, para el mercado, es imponderable. Póngase, entonces, como referente el salario de la asesora del hogar mejor pegada del mercado y créese una pensión equivalente. Será sin duda poco, pero no nada.

Los mapuche debieran ser reconocidos como Pueblo-Nación. Así mismo los otros pueblos originarios. El Estado chileno se comprometió a hacerlo ante la ONU. No ha cumplido. Hoy sabemos que el reconocimiento como pueblo implica derechos políticos y diversas formas de autonomía. No se trata de inventar un país nuevo, sino de dar a los mapuche carta de ciudadanía según su propia cultura e identidad. Se olvida que la Pacificación de la Araucanía fue un genocidio. No ha debido ser esta la manera de nacionalizar a un pueblo. La invasión de las forestales y proyectos extractivos (mineras, hidroeléctricas) ha sido otro tipo de invasión devastadora en los territorios mapuche. Hoy lamentamos una violencia que es producto de una enorme injusticia. Espero votar por un candidato que, en vez de mandar tropas al sur, saque a las forestales de sus tierras y negocie con la CAM y con todas las organizaciones las condiciones de una convivencia amistosa. Se necesitará también una o varias leyes que promuevan el crecimiento económico sustentable de esta zona del país, leyes que tomen en cuenta la cultura y la opinión de sus habitantes.

Los migrantes necesitan un recibimiento hospitalario. La actual ley no lo permite. Se sabe que llegarán igual: por tierra, por mar o por aire, a la buena o a la mala. Migrar es un derecho de la humanidad desde hace 70.000 años. La migración es un derecho consagrado en la Carta de Derechos Humanos de la ONU. Me gustaría que la nueva ley estipule la integración más rápida de los inmigrantes, de modo que ellos y ellas lleguen a beneficiarse de nuestra nacionalidad y ciudadanía lo antes posible. Que tributen, que voten, que pronto se adscriban a las AFP y a las Isapres o a Fonasa, que paguen y aprovechen sus servicios. Por otra parte, introduciría una reforma al código penal. Consideraría una agravante el maltrato a un inmigrante a causa de su condición o de su raza.

Los jóvenes universitarios no debieran perder la gratuidad obtenida. Es más, espero ver en los próximos programas de gobierno promesas de conseguirla en un 100%, si el país logra financiarla. ¿Cómo hacerlo? Los mismos universitarios debieran contribuir económicamente a la educación de las siguientes generaciones. Tendrían que pagar sus carreras después de egresados. Desde kinder los niños debieran entender que los impuestos son fundamentales. No hay derechos sociales sin deberes sociales. Por esto, no le daría gratuidad alguna a los universitarios que no acudan a votar en las elecciones políticas. La solidaridad tendría que ser la clave de la nueva educación. Lo más importante en esta materia, en todo caso, será terminar con el co-pago en la educación escolar. El Estado tendría que asegurar una educación igualitaria. La educación pagada –pública o privada, laica o religiosa- reproduce la desigualdad. De momento se hace difícil impedir que haya también educación pagada de elite. Pero a futuro el país tendría que poder poner trabas a este factor, pues hace de Chile un país clasista y desigual.

Los super-ricos tendrían que poder ser controlados lo más posible. Los ricos en general son de cuidado. Pero quienes poseen una fortuna cercana a los quinientos millones de dólares –por poner una cifra-, debieran ser objeto de restricciones legales permanentes. La creciente concentración mundial de la riqueza tiene al mundo al borde del despeñadero. Conviene siempre tener en cuenta que la economía financiera no tiene la misma calidad ética que la economía productiva. El país requiere de empresas y empresariados creativos, robustos y arriesgados. Pero a las grandes fortunas, a todas por parejo, hay que mirarlas con lupa. Porque independientemente del bien que pueden hacer creando empleos y salarios justos, la mera concentración excesiva de riqueza es un peligro para la sociedad. Espero que en un programa de gobierno se nos diga cómo se controlará la libertad de los super-ricos para hacer negocios y para relacionarse con los poderes políticos, culturales y comunicacionales. Los hechos prueban que la libertad de los multimillonarios vulnera la libertad de los pobres (que hoy compran cosas que el marketing les vende infaliblemente), distorsiona el mercado (con monopolios o colusiones) y socava la democracia (con corrupción y cohecho). Me hago una pregunta: ¿debe una próxima constitución política permitir que un super-rico sea parlamentario o presidente de la República? Me gustaría ver un debate al respecto.

Los programas de gobierno tienen que ser creativos y lo más completos posible. El votante tendrá que atender a muchas propuestas, pero también a las coaliciones políticas capaces de sustentarlas. Los criterios que he señalado no son los únicos a considerar. Pero, al menos yo, observaré con atención cuál de los candidatos los sirva mejor. La discusión política de estos meses tiene mucho de cháchara. No siempre se deja ver lo realmente importante. Qué hará el país con las mujeres, los inmigrantes, los mapuche, los estudiantes y los super-ricos, a mí parecer, es decisivo para un futuro de largo plazo.