EL “ENCUENTRO CON CRISTO”. LA CLAVE CRISTOLÓGICA DE APARECIDA
1.- Contexto de elaboración del documento
– Debilitamiento del catolicismo latinoamericano
– Los diagnósticos coinciden: el catolicismo se debilita. Lo detectaba el Documento de Participación preparatorio de la Conferencia y documentos regionales que reaccionaron a este. Lo subraya con fuerza la Síntesis que reúne el parecer de todas las iglesias.
– En el presente concreto de América Latina, el mandato de Aparecida a misionar dice relación con una percepción de desgaste del catolicismo latinoamericano.
o La fe cristiana ha penetrado la cultura del continente.
o El cristianismo ofrece una religiosidad que alimenta la vida de nuestros pueblos.
o Los católicos siguen siendo una inmensa mayoría.
– Pero algo está cambiando. El Papa Benedicto dijo al inicio de la Conferencia: Se percibe (…) un cierto debilitamiento de la vida cristiana en el conjunto de la sociedad y de la propia pertenencia a la Iglesia católica debido al secularismo, al hedonismo, al indiferentismo y al proselitismo de numerosas sectas, de religiones animistas y de nuevas expresiones seudoreligiosas (nº 2).
– La constatación de esta especie de fatiga, en principio amenazante para la cultura del continente y el futuro de la Iglesia Católica en el mundo, merece ser discernida. Si efectivamente Dios actúa en la historia, y Dios es trascendente al catolicismo, los cambios pueden abrir nuevas posibilidades.
– Globalización
– Este fenómeno se inscribe en uno mayor, el de la globalización, y se debe a él en buena medida.
– La interacción recíproca entre los más diversos modos de ser hombre, a una velocidad impresionante y a través de medios nunca imaginados sorprende, espanta y remueve los cimientos de la identidad colectiva y personal hasta lo más profundo.
– La pobreza y la injusticia endémicas de América Latina son barajadas en nuevos registros.
– La religiosidad experimenta mutaciones importantes.
– La Iglesia Católica evangeliza en un proceso de acelerada desevangelización: desinterés por los sacramentos (caen el bautismo y el matrimonio; la reconciliación tiende a desaparecer; no hay sacerdotes suficientes para celebrar la eucaristía; el orden sacerdotal se mira con sospecha); secularismo, hedonismo, indiferentismo, proselitismo, de los que habla el Papa, socavan el sustrato católico de la cultura; pérdida de autoridad de los pastores a causa de un clericalismo que no se soporta o de enseñanzas que son percibidas como irracionales; éxodo de fieles a iglesias pentecostales, absorción de nuevas ideas religiosas y ambiente de “cisma emocional”.
– El Documento de Aparecida, a propósito del desgate del catolicismo, sostiene que, en la sociedad del conocimiento, en tiempos de globalización, las personas necesitan mucho más información para funcionar, pero a la vez sufren la fragmentación de la información política, económica, científica, etc., resultándoles muy difícil unir tanta información y no frustrarse.
o El discernimiento de este “signo de los tiempos” se apoya firme en las ciencias sociales, pero no se reduce a ellas.
o El texto recuerda que Dios debe seguir constituyendo el fundamento de la unidad de la vida humana.
o Pero el problema es hoy aún mayor.
– En la medida que la transmisión de la fe de una generación a otra es alterada por estos fenómenos, el catolicismo latinoamericano tradicional ha comenzado a diluirse.
– Y, aunque el Documento no lo diga, las autoridades de la Iglesia en una sociedad pluralista y democrática no logran representar la unidad que, en nombre de Dios, están llamadas a fomentar.
o La misma institución eclesial tiende a ser desplazada de la arena pública.
o Sus noticias no son noticia.
o Una sociedad que funciona en otros registros parece no necesitar de una autoridad superior que la unifique.
2.- Propuesta de un “encuentro con Cristo”
– Aparecida nos manda a misionar.
o Debemos plantearnos seriamente cómo nos convertiremos en misioneros.
o Si Dios ha hablado, la Iglesia latinoamericana entera tendrá que renunciar a su complacencia, revisar las modalidades pastorales que impiden la acogida del Evangelio y crear otras nuevas que lo hagan posible.
– La convicción básica de la Conferencia es que no se puede ser misionero si no se es discípulo y, por otra parte, que ningún discípulo puede eximirse de la misión, porque el mandato de anunciar a Jesucristo a todas las naciones está inscrito en su bautismo (Mt 28, 19).
– La novedad de este planteamiento estriba en que, en las actuales circunstancias, el discípulo-misionero o el misionero-discípulo, no podrá ser tal si no tiene un encuentro personal y comunitario con Jesucristo (11).
o Ya lo decía documento Síntesis: “La alternativa crucial es ésta: o nuestra tradición católica y nuestras opciones personales por el Señor arraigan más profundamente en el corazón de las personas y de los pueblos latinoamericanos como acontecimiento fundante, como encuentro vivificante y transformador con Cristo, y se manifiesta como novedad de vida en todas las dimensiones de la existencia personal y la convivencia social, o corre el riesgo de seguir dilapidándose, empobreciéndose y diluyéndose en vastos sectores de la población, lo que sería una pérdida dramática para el bien de nuestros pueblos y para toda la catolicidad” (DS nº 15).
o Sin un encuentro vivificante con Cristo, la fe cristiana corre el riesgo de seguir erosionándose y diluyéndose de manera creciente en diversos sectores de la población (DC 13).
– Años atrás Karl Rahner, teólogo importante del Concilio Vaticano II, había afirmado: “el cristiano del siglo XXI será místico o no será cristiano”.
o Lo que ha valido para el catolicismo ilustrado occidental, vale también para nuestro continente.
§ La tradición cultural cristiana que ha marcado a fuego nuestra identidad, no basta a sujetos que creen poder elegirlo todo.
§ Si estos no eligen a Jesús como el único Señor al que vale la pena consagrarle la vida, difícilmente aceptarán que la Iglesia los elija a ellos como discípulos de Cristo y encauce sus vidas para lograrlo.
– La expresión “encuentro” para referirse a la experiencia espiritual es especialmente rica.
o El encuentro con Dios en uno como nosotros, el hombre Jesús y nuestro hermano, en quien se generan relaciones comunitarias simétricas y fraternas, constituye un modo muy feliz de hablar de la experiencia cristiana de Dios.
§ La experiencia de Dios como “encuentro” con Cristo tiene un anclaje antropológico que orienta aún mejor lo que Aparecida nos pide.
§ Podemos decir que “encuentro” alude a lo que puede ocurrir entre dos personas.
• Así de simple y hermoso.
• Así de complejo y peligroso.
§ Cuando el encuentro es tal que ambas personas se constituyen una a partir de la otra, se abre naturalmente a la amistad de terceras personas, constituye una comunidad y permite reconocer la comunidad que, tal vez imperceptiblemente, sostenía y posibilitaba estas relaciones.
– Para Aparecida, el “encuentro con Cristo” recuerda el llamado y la elección que hizo Jesús de sus primeros discípulos:
o Llamado a vincularse estrechamente con él, para que conocieran el misterio del reino y para que compartieran su misión de anunciar su advenimiento.
o El impacto que produjo Jesús en sus discípulos produjo en ellos una respuesta libre. El amor de Jesús por ellos los convirtió en amigos y hermanos suyos, y los impulsó a misionar.
– Esta primera experiencia de Cristo, después de la resurrección de Jesús ha abierto un acceso trinitario a Dios.
o En la experiencia cristiana de Dios el Padre tiene la iniciativa: El sale a nuestro encuentro en su Hijo y por el Espíritu.
o Cristo es el “camino, la verdad y la vida”. Jesucristo, su reino y su muerte en cruz, constituye el modelo de la vida cristiana.
o El Espíritu, por su parte, hizo que Jesús se relacionara con el Padre en la oración y el discernimiento de su voluntad.
o El Espíritu nos ha revelado que Jesús es el Hijo y que Dios es el Padre de Jesús y nuestro Padre.
o El Espíritu guía a los cristianos como “maestro interior”.
– El Documento de Aparecida indica dónde podremos encontrar a Cristo.
o En la escucha de la Palabra, en la participación en la Eucaristía, en la oración, en María, en los santos, en la religiosidad popular…
o Todo queda supeditado, sin embargo, a un encuentro que, para ser cristiano, debe ser insustituiblemente personal.
§ Puede faltar quien anuncie la Palabra, puede faltar quien celebre la Eucaristía, pero no puede faltar el encuentro con el prójimo.
§ La Palabra y la Eucaristía apuntan a un encuentro de los hombres en Cristo.
• La lectura de la Palabra tiene fuerza misionera extraordinaria.
• En torno a ella se han creado comunidades cristianas de todo tipo, en diversos sectores sociales, cuyo centro lo constituye el compartir las personas su vida.
• También la Eucaristía tiene una razón de ser misionera.
• En ella se da por excelencia la vida compartida entre hermanos en Cristo y con Cristo, que los reúne en un mismo Padre en virtud del Espíritu de amor y de comunión universal.
o Pero nada puede reemplazar el encuentro con Cristo en el prójimo, particularmente en el pobre.
– El encuentro con Cristo en el prójimo recuerda la índole eclesial de una experiencia cristiana auténtica.
o Este es precisamente el desafío ulterior.
§ No basta decir que la evangelización depende exclusivamente del “encuentro” con Cristo.
§ Es posible que a futuro se pierda la posibilidad de una experiencia de Dios en Cristo si no se realizan ajustes eclesiales mayores.
o Dicho de otra forma, sin cambios la transmisión de la fe a la siguiente generación y la proclamación misionera de Jesucristo a los que nunca han creído en él, es impensable.
– Por tanto, la atención a los “signos de los tiempos” en la que se haya la Iglesia en Aparecida, constituye una oportunidad muy favorable para preguntarle al Señor qué Iglesia facilitará, encausará y custodiará mejor aquel “encuentro” con Cristo del que depende el futuro cristiano de América Latina.
3.- El Cristo de Aparecida
El Cristo de la vida
– El Cristo que sale a nuestro encuentro y que los cristianos debe salir a buscar es, según Aparecida, el Cristo de la vida y del reino.
– El título de la V Conferencia tiene por título: “Discípulos y misioneros de Jesucristo para que nuestros pueblos tengan en Él vida”.
o Cuando se solicitó a Benedicto XVI la celebración de esta conferencia el mismo Papa añadió el “en Él”.
o Con este añadido entendemos que no se trata de la vida sin más, sino de la vida que es Cristo y que Cristo comunica a sus discípulos.
– Es así que la vida de Cristo que Aparecida resalta es sobre todo la vida eterna.
o Jesús es la puerta de la vida.
o Jesús comparte con nosotros la vida que él comparte con su Padre en el Espíritu, consistente en el amor.
o Así Jesús, el primer evangelizador, constituye él mismo el Evangelio de la vida divina que el Padre quiere comunicarnos.
o Los cristianos acceden a esta vida eterna por medio de la eucaristía.
– Esta vida eterna que Jesús mismo es, prospera en el mundo como salvación de situaciones inhumanas de vida, en contra del pecado y de la muerte.
o “Jesús es respuesta de vida ante el sinsentido, el subjetivismo hedonista, la despersonalización, la exclusión, las estructuras de muerte y la naturaleza amenazada” ( 124-128).
o Cristo en cuanto vida eterna no constituye ninguna evasión de este mundo.
§ Para Aparecida el reino de vida exige servir a los pobres y desarrollar estructuras sociales más justas.
– Cristo, en este sentido, es vida integral.
o El quiere nuestra felicidad.
o La vida nueva de Jesucristo toca al ser humano entero y desarrolla en plenitud la existencia human, la de todos los hombres y en todos sus aspectos.
o De aquí que sea necesaria la comunión fraterna y justa, la transformación de las relaciones sociales, para que esta vida alcance efectivamente la plenitud de Cristo
El Cristo del reino para los pobres y para todos
– El reino se hace presente en Jesús: en su persona Dios hace hijos a todas sus criaturas.
– El reino de Dios es un reino de vida que ha de anunciarse a todas las naciones.
– Aparecida recuerda que, al encarnarse, el Hijo de Dios nace en un pesebre, asumiendo una condición humilde y pobre.
o Desde entonces Jesús es “pobre como ellos y excluido entre ellos”.
– La V Conferencia confirma la índole cristológica de la opción por los pobres.
o En tres oportunidades el Documento detalla in extenso cuáles son hoy los rostros latinoamericanos que merecen una atención especial (65, 402, 407-430).
§ Estos son los rostros de Cristo.
§ Un cristiano no puede eludirlos.
o Afirma el texto: El encuentro con Jesucristo en los pobres es una dimensión constitutiva de nuestra fe en Jesucristo. De la contemplación de su rostro sufriente en ellos y del encuentro con Él en los afligidos y marginados, cuya inmensa dignidad Él mismo nos revela, surge nuestra opción por ellos (257).
o Los pobres remiten a Cristo, porque es Cristo que se identifica con ellos: todo lo que tenga que ver con Cristo, tiene que ver con los pobres y todo lo relacionado con los pobres reclama a Jesucristo (393).
– Según Aparecida hay muchas maneras de ser pobre en América Latina.
o La importancia dada a los innumerables rostros de pobres corre en paralelo a la convicción de Aparecida –presente de punta a cabo en el Documento- acerca del carácter “no-optable” de la “opción”.
o No hay cristianismo que pueda esquivar la mirada del Cristo pobre porque es precisamente esta la primera mirada que debiera captar nuestra atención.
– El sello misionero último del encuentro con Cristo lo pone el encuentro con el hombre despojado y abandonado en el camino.
o Pues ocurre que, de hecho, la escucha de la Palabra y con mayor razón la participación en la Eucaristía no están a la mano de tantos bautizados latinoamericanos.
§ La Iglesia no tiene capacidad pastoral para atender tantas necesidades.
o Y, por otra parte, ella queda atrapada en las decisiones que ha tomado para custodiar ese encuentro con Cristo.
§ La misa incluye y excluye.
o La indicación de Aparecida de encontrar el rostro de Cristo en el rostro del pobre, libera a la Eucaristía de convertirse en una reunión de privilegiados.
– El amor a los pobres salva a la Iglesia de sus propios límites y la encamina a su misión universal.