Virtudes cristosóficas. Conversión

Explicación de la virtud

Los profetas en los tiempos de Jesús eran hombres y mujeres elegidos por Dios para hablar en su nombre.
A través de ellos Dios llamaba al pueblo de Israel, su pueblo, a un cambio. Los cambios más importantes que Dios podía pedir a través de un profeta eran cambios de conducta. Pero, para que estos cambios fueran reales y no fingidos, debían ser primero cambios de corazón. En estos consiste la conversión. El mismo profeta debía ser una persona transformada por Dios por dentro. Debía actuar de acuerdo a lo que predicaba a los demás, pero sobre todo debía estar interiormente convencido del valor de la palabra de Dios.
Juan Bautista fue un profeta. Juan Bautista fue un profeta que preparó el camino a otro profeta: Jesús. El Bautista, como una persona que creía en Dios y vivía de acuerdo a su palabra, exigía una conversión a los israelitas de su época, es decir, una transformación que, comenzando en el corazón, debía traducirse en obras concretas.
Escuchemos la historia.

Lectura: Mt 3, 1-12

En aquel tiempo se presentó Juan el Bautista, proclamando en el desierto de Judea: «Conviértanse, porque el Reino de los Cielos está cerca». Juan tenía una túnica de pelos de camello y un cinturón de cuero, y se alimentaba con langostas y miel silvestre. La gente de Jerusalén, de toda la Judea y de toda la región del Jordán iba a su encuentro, y se hacía bautizar por él en las aguas del Jordán, confesando sus pecados. Al ver que muchos fariseos y saduceos se acercaban a recibir su bautismo, Juan les dijo: «Raza de víboras, ¿quién les enseñó a escapar de la ira de Dios que se acerca?». «Yo los bautizo con agua para que se conviertan; pero aquel que viene detrás de mí es más poderoso que yo, y yo ni siquiera soy digno de quitarle las sandalias. El los bautizará en el Espíritu Santo y en el fuego ».

Meditación

Las personas son capaces de cambiar. Aprender exige cambiar. Las personas necesitan cambiar para aprender y, si no aprenden, repiten los errores. No avanzan. No crecen. Pueden quedarse en una etapa que no corresponde a los años que tienen. Por esto, si no es bueno pedir a un niño de cinco años que se comporte como uno de diez, no se puede aceptar que uno de diez se comporte como uno de cinco.
¿Cuáles son los cambios que te corresponden de acuerdo a tu edad? ¿De qué tienes que convertirte?
A las personas que aún son inconscientes no se les puede pedir conversión. No son capaces de reflexionar, de revisar sus actos y decir “me equivoqué”. Los niños pequeños cometen errores involuntarios. Pero las personas, cuando son normales, en algún momento de sus vidas desarrollan esta capacidad de decidir y decir “esto que hice no lo volveré a repetir”. Un niño o una niña sanas reflexionan: “no haré a otros lo que no quiero que hagan conmigo”.
¿Recuerdas cuáles son tus progresos en el camino a convertirte en adulto? ¿Tienes memoria de las veces que decidiste un paso que te hizo más grande o mejor de lo que eras?

Comments are closed.