Inscripción automática, voto obligatorio

Cuestión cultural

1.- La liberación absoluta del voto representa un paso atrás con la cultura cívica de los chilenos. La cultura cívica chilena nos hace responsables de “todos”, del país en su conjunto. Este modo de ver las cosas se opone directamente a la posibilidad de que cada uno vote en vista de sus propios intereses. La liberación absoluta del voto representa una claudicación a la mejor  tradición política de los chilenos. La liberación absoluta del voto convierte a Chile en un país de voluntarios.

2.- Esto tiene para los católicos una especial relevancia. El principio rector del pensamiento social cristiano es la búsqueda del bien común. La responsabilidad política de los cristianos consiste en procurar el bien de todos no como la suma de los intereses particulares, sino como articulación política de un bienestar que debe alcanzar en primer lugar a los más pobres. La flojera o la desidia con el bien común y con los más pobres son inadmisibles. Estas deben ser contrarrestadas, en algún grado, con algún tipo de coerción política.

3.- La liberación absoluta del voto abre las  puertas a la antigua lacra moral del cohecho. Se dice que los políticos deben tentar a los potenciales votantes con ofertas políticas interesantes. Esto siempre ha sido así, y debe continuar siéndolo. Pero lo que en la práctica probablemente suceda  es que se incentivará el voto con “premios”. Esta posibilidad profundizará la más grave de las amenazas a la vida en común que constituye hoy el consumismo y la “mercantilización” de la vida. Esta representa una claudicación de la política al neoliberalismo rampante y que juega a favor de quienes tienen más dinero. Los votos los “comprarán” lo que tengan con qué hacerlo.

Salidas posibles

1.- Es necesario interpretar el espíritu del constitucionalista. El cambio constitucional introducido tiene por objeto ampliar el padrón electoral, sin lo cual el país en su conjunto queda expuesto a ingobernabilidad. Es decir, la Constitución procura fortalecer políticamente a Chile.

2.- La inscripción automática parece una ayuda razonable, pero no la liberación del voto. La obligación de votar, en principio, expresa la necesidad de que los chilenos se hagan responsables con el país en cuanto un todo. Pero, aun como mal menor, queda la posibilidad de ejercerse la voluntariedad del voto de un modo activo. Una figura posible, entre otras, es la “desafiliación voluntaria”: a) quien no quiere votar, que se desafilie apersonándose donde corresponda o simplemente por Internet (esto haría menos irritante la obligación); b) quien no se desafilia ni tampoco vota, debe pagar la multa que corresponda. Una liberación relativa del voto constituye una manera sensata de interpretar la voluntad de legislador. El voto voluntario, así, se ejerce haciendo algo y no dejando de hacerlo. Un mínimo de responsabilidad es necesario.

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