Elección del Papa: ¿cuáles serán los factores decisivos?

Es difícil saber cuáles son los factores que incidirán en la elección del nuevo Papa y cuánto pesará cada uno de estos. Los cardenales electores deben estar pensándolo muy bien. El discernimiento no será fácil.

Me atrevo a mencionar algunos factores a considerar, cierto de que hay otros más.

Nacionalidad: El número de cardenales electores italianos es muy alto. Son proporcionalmente más que los de cualquier país. ¿Elegirán estos un Papa italiano? Por cierto, el argumento de nacionalidad no debiera pesar en una institución abierta, por mandato de su fundador, a todos los pueblos. Pero, al momento de decidir, los italianos pueden pensar que ellos tienen más habilidades de gobierno. Si creen que el mejor candidato es italiano, los italianos probablemente lo elegirán a él. Puede también ocurrir que el resto de los cardenales diga basta de italianos. Tienen demasiadas habilidades de gobierno, más de las necesarias.

Apertura al resto de mundo: En línea con lo anterior, pero por otros motivos, puede activarse la tensión que, desde el Vaticano II, atraviesa a la Iglesia. Esta es, la presión por abrirse espacio de un catolicismo plural. Este es el caso de la Iglesia de América Latina. ¿No pudieran los latinoamericanos, por ejemplo, elegir sus obispos? Algo parecido ocurre en otras partes del mundo donde Roma, en su tarea de velar por la unidad, frena iniciativas de inculturación de las iglesias locales y regionales. ¿Cuánta importancia tendrá en esta elección la necesidad de abrir la puerta al “resto del mundo”? ¿Querrá el “resto del mundo” sacar adelante un candidato propio? No lo sabemos.

Cultura: Para nadie es un misterio las graves dificultades que tiene la Iglesia para transmitir la fe cristiana en un contexto de grandes cambios culturales. Ya Pablo VI decía que la ruptura entre Evangelio y cultura era el drama de nuestro tiempo. La cultura occidental predominante es secular. El desgarro lo experimentan los católicos en sí mismos. Ellos son cristianos y seculares. A la mayoría de estos se les hace difícil comprender la enseñanza magisterial en materias importantes para sus vidas: sexualidad, bioética, lugar de la mujer en la Iglesia, valoración de la autonomía, segundos matrimonios, segundas familias… ¿Quién será el mejor candidato para los cardenales en estos temas?

Geopolítica: No puede descartarse que las grandes potencias vean modo de insinuar un candidato. Si uno atiende a la historia, desde Constantino hasta hace poco, desde hace exactamente 1.700 años, los emperadores y los principales reyes han sido influyentes o decisivos en la mayor cantidad de las elecciones. Juan Pablo II fue muy importante en la caída del Muro. Pío XII engañó a los espías de Hitler. ¿Qué fuerzas políticas internacionales ha puesto en juego la renuncia de Benedicto XVI? ¿Operan con hackers? Puede ser que en los salones de las embajadas corra la pregunta a acerca de la visión internacional de los probables candidatos. ¿Tomará el próximo Papa posición por Occidente u Oriente? ¿O será neutral?

Gobierno: El nuevo Papa tiene que tener dotes de gobierno. El lento desmoronarse del pontificado de Juan Pablo II heredó a Benedicto XVI una situación de gobernabilidad muy complicada. No por nada dos importantes cardenales han emitido opiniones inquietantes. No hace mucho, Walter Kasper, un hombre que tuvo máxima autoridad entre los colaboradores de la curia, ha dicho que en Roma no había gobierno. Carlo Maria Martini, poco antes de morir, dijo: “Aconsejo al Papa y los Obispos a buscar a doce personas ‘de fuera’ para ocupar los lugares de dirección. Hombres que estén cerca de los más pobres, que estén rodeados de jóvenes y que experimenten cosas nuevas”. Es esta evidentemente una metáfora. Pero, indica que Benedicto sí tuvo problemas para gobernar.

Ecumenismo y diálogo interreligioso: La Iglesia Católica tiene en su historia dos grandes quiebres: con la Iglesia Ortodoxa y con las iglesias de la Reforma. Todas juntas procuran actualmente avanzar a la unidad. Por esto, para cada cambio que un Papa quiera introducir debe mirar a ambos lados. Sucede a veces que las otras iglesias cristianas se encuentran en posiciones contrarias. Una institución con dos mil años de historia no puede ir muy rápido, pero las nuevas generaciones no están para pasos de paquidermo. En la otra frontera, los católicos se encuentran con otras religiones, filosofías o sabidurías. ¿Cuán abierto habrá de ser el próximo Papa a descubrir en el Islam, el Judaísmo, el Budismo y en las religiones étnicas interlocutores válidos?

Estatura espiritual: Siempre habrá quien pregunte, y con razón, por la salud de los candidatos. El cargo requiere fuerzas físicas. De estas, por lo demás, dependen también esas fuerzas espirituales sin las cuales, como ha dicho Benedicto en su renuncia, no se puede servir a la Iglesia. La estatura espiritual es condición sine qua non para discernir al nuevo Papa. Este será el asunto más importante de averiguar por los electores. Por esto, no será raro que quieran también testear si il papabile estaría dispuesto a renunciar, en caso de deteriorarse su salud o de envejecimiento, como lo hizo su predecesor. El gesto de Benedicto ha sido una señal neta de sensatez psíquica y espiritual. Pero esta es ya opinión mía.

Esperamos lo mejor.

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