María, primeriza de la humanidad

Navidad. Nace Jesús. El Hijo de Dios nace como hijo de María.

Nunca hemos tenido a Dios tan cerca que cuando un niño fue más nuestro. Jesús. Este, Jesús, es el nombre más humano de Dios. El misterio de este niño no es un enigma oscuro, indescifrable, amenazante. El único Dios verdadero se abstiene infinitamente de sí mismo, para que prospere el hombre, crezca y se agigante. En Jesús no encontramos a un gran hombre, si no al mejor de todos. En Jesús no encontramos al mejor de los dioses, sino al único Dios. El único Dios puede solo lo que él puede: hacernos más humanos, simple y radicalmente humanos. Jesús, su extraordinaria humanidad, trasparenta su origen eterno. La honda humanidad de Jesús, por otra parte, desvirtúa esas divinizaciones que nos desorientan y deshumanizan. Para reconocer dónde Dios es Dios, hay que concentrar la mirada en el pesebre, en la humildad de sus huéspedes, en el niño inerme y en la primeriza. La primeriza de la humanidad auténtica.

La «anormalidad» de la Sagrada Familia:

http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=vKVyK_Qrl8g#!

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