Francisco. un papa que mira lejos
Es opinión común que la Iglesia debe adaptarse, acomodarse o ajustarse a los tiempos. Esta necesidad proviene, además, de la misma índole histórica del cristianismo. Pertenece al dogma de la encarnación que, al hacerse el Hijo de Dios un ser humano como nosotros, tuvo que desarrollarse y llegar a ser adulto como cualquiera. La Virgen le enseñó a hablar, a rezar, entre otras muchas cosas más. Jesús no nació sabiéndolo todo. También la Iglesia en dos mil años ha debido aprender de su experiencia de Cristo. Lo ha hecho con dificultad, formulando su fe en él paso a paso; queriendo siempre comunicar el Evangelio de un modo nuevo a las nuevas generaciones.
Este libro pretende exactamente esto, en una época en que en muchos países la pertenencia a la Iglesia se desmorona. Los católicos que dejan de creer en la Iglesia, tarde o temprano pueden dejar de creer en Jesucristo. Los motivos de esta crisis son sin duda varios. En cuanto a lo que a mí me interesa, deseo ayudar al papa Francisco a anunciar a Cristo en las claves culturales en las cuales él puede ser comprendido.