EcoCristianismo: Apocalypse Now


Hubo una película mala con un buen título: Apocalypse Now. En la actualidad, nos falta el título para llamar la crisis planetaria. Algo parecido nos sucedió con la pandemia. Por esto esta es vista como un anticipo de un colapso global.

La pandemia fue una amenaza total. Abarcó la totalidad del planeta. Todos nos vimos en peligro. Por primera vez en la historia, la humanidad en su conjunto tuvo conciencia de un peligro de tal amplitud. Algo similar ocurre hoy con la amenaza de extinción de la vida en el planeta: la vida vegetal y animal enfrentan un riesgo semejante al de los dinosaurios en el Era Mesozoica. La pandemia fue como una pelea de 15 rounds. Terminó el catorce. Comenzó el número quince. Nos hallamos en un ring, lanzando aletazos ante situaciones apocalípticas. ¿Perderemos por nocaut o ganaremos por puntos?

Encierros por todas partes. Gente enfermando y muriendo. Familiares sin poder despedir a sus seres queridos: ancianos, niños, personas con discapacidad, mascotas; padres y madres sin poder trabajar; migrantes apiñados en espacios reducidos; hambre; muchas lágrimas; inseguridad máxima; autoridades sanitarias desorientadas, intentando calmar a la población. Visto con distancia, nos queda un borrón en el tiempo: 2020, 2021, y aún el monstruo pandémico da coletazos de vez en cuando. Se alteró en nosotros la noción del tiempo. Hoy sabemos que la tragedia ocurrió en esas fechas, pero en la memoria quedó una mancha, una época que no sabemos bien cómo ubicar en nuestra biografía.

Recuerdo al Papa Francisco, solo, rezando por la humanidad en la plaza de San Pedro: una plaza enorme, rodeada en círculo por las columnas de Bernini, un día lluvioso, por la tarde, casi al anochecer. El Papa explicó el episodio de Jesús en la barca con sus discípulos calmando la tempestad (Marcos 4,35-41). Según Marcos, Jesús exigió enérgicamente fe a sus discípulos. El peligro era total. Solo la fe sirve en circunstancias terroríficas. Todos los que iban en la barca habrían muerto. Ese día, el Papa hizo un llamado a creer en Dios, quien sacaría adelante a la humanidad.

Jesús tuvo algo de apocalíptico. Pertenecía a una tradición espiritual y teológica de tintes apocalípticos. Los apocalípticos creían que Dios vendría al final de los tiempos y se revelaría como Salvador en circunstancias de acabo mundi. En la predicación de Jesús hay palabras que anuncian que el mundo acabará y exhortan al pueblo a convertirse. Para la apocalíptica judeocristiana, sin embargo, lo importante es hacer algo: cambiar de vida para cambiar el rumbo de la tragedia. Esto, según Lucas, dijo Jesús:

“Cuando oigáis hablar de guerras y revoluciones, no os aterréis, porque es necesario que eso ocurra primero, pero el fin no será enseguida. Entonces les dijo: ‘Se alzará nación contra nación y reino contra reino. Habrá grandes terremotos, y en diversos lugares hambres y pestes; habrá también fenómenos espantosos y grandes señales en el cielo… Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas. Habrá señales en el sol, la luna y las estrellas, y sobre la tierra angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y de las olas, desfalleciendo los hombres por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, porque las potencias de los cielos serán sacudidas. Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube con gran poder y gloria. Cuando comiencen a suceder estas cosas, erguíos y levantad la cabeza, porque se acerca vuestra liberación’” (cf. Lucas 21,5-36).

Jesús exhorta a los suyos a perseverar, a resistir todo tipo de calamidades; en una palabra, a creer en Dios. Él esperaba que la gente de su tiempo creyera en el Reino de Dios y lo pusiera en práctica, de modo que el final de los tiempos consistiera en la realización del plan que Dios tuvo al crear el mundo.

La pandemia nos deja una pregunta: sabemos qué pasó, pero ¿nos pasó algo? Una cosa es que ocurran situaciones difíciles —suceden a diario— y naturalmente tratamos de superarlas. Pero, ¿esas dificultades nos cambian? ¿Nos dejan una enseñanza personal? ¿Nos mejoran? ¿Nos hacen más humanos? Dicho de otra manera: la humanidad generó vacunas, desarrolló medios de comunicación insospechados como Google Meet y Zoom, pero ¿cultivamos la vida interior? ¿Nos convertimos en personas más solidarias? ¿Nos ocurrió algo en el corazón que nos ayudará a enfrentar mejor la próxima pandemia?

El futuro de la Tierra es apocalíptico. Pero no nos engañemos: no basta confiar en lo que la ciencia y la técnica pueden hacer para impedir una próxima pandemia o guerra mundial. Contaremos con ellas, pero, antes que nada, debemos ganar una batalla interior.

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