Archive for 30 diciembre, 2011

Año Nuevo

Año nuevo. Año viejo… Los viejos siempre tienen algo nuevo que decir. ¿Sí? Los viejos que han hecho historia, sí. No hablo de epopeyas, sino de haber vivido a fondo. Los viejos que vivieron a fondo, que no desesperaron, que confiaron en el traspaso del hombre de generación y generación, que estuvieron a la altura del homo sapiens que sabe porque muere y que muere para saber aun más, esos viejos inmortales, sencillo talvez pero imperecederos siempre tienen algo nuevo que decir. Ellos sacan aguas frescas de sus propios pozos, aguas que sacian la sed de esos jóvenes que alguna vez tendrán también algo nuevo que decir.

El riesgo es repetir. «¿Un año más?», «Son veinte, son treinta, cuarenta…», dice la cumbia. El «Año nuevo» tiene mucho de vano: el reloj, los segundos, los fuegos artificiales… Hasta la champagne puede ser superficial cuando se espera pasar al otro año como si el que muere fuera siempre peor. El nuevo puede ser mejor, por cierto. Pero, ¿es necesariamente malo el que se fue? ¿Fue? ¿Fue vivido realmente? ¿Cuándo termina de ser vivido un año: el 2011, el 2005, el 2007…? Nadie puede decir que el 2007 haya terminado antes de probar un vino de esta cosecha.

La celebración del Año Nuevo es ocasión de vivir, de celebrar, de alegrarse por lo que viene, porque queremos vivir y vivir mejor. Esto será posible, empero, si no sacamos tan rápidamente la cuenta. Es necesario mirar con amor el año que termina y «darle tiempo» para que lo que en algún momento pareció un fracaso dé los frutos que entonces eran impensables.

La persona humana no ha sido creada simplemente para el futuro. Lo suyo es la eternidad. Su vocación es que toda su vida, todos sus momentos, adquieran un valor trascendente.

María, primeriza de la humanidad

Navidad. Nace Jesús. El Hijo de Dios nace como hijo de María.

Nunca hemos tenido a Dios tan cerca que cuando un niño fue más nuestro. Jesús. Este, Jesús, es el nombre más humano de Dios. El misterio de este niño no es un enigma oscuro, indescifrable, amenazante. El único Dios verdadero se abstiene infinitamente de sí mismo, para que prospere el hombre, crezca y se agigante. En Jesús no encontramos a un gran hombre, si no al mejor de todos. En Jesús no encontramos al mejor de los dioses, sino al único Dios. El único Dios puede solo lo que él puede: hacernos más humanos, simple y radicalmente humanos. Jesús, su extraordinaria humanidad, trasparenta su origen eterno. La honda humanidad de Jesús, por otra parte, desvirtúa esas divinizaciones que nos desorientan y deshumanizan. Para reconocer dónde Dios es Dios, hay que concentrar la mirada en el pesebre, en la humildad de sus huéspedes, en el niño inerme y en la primeriza. La primeriza de la humanidad auténtica.

La «anormalidad» de la Sagrada Familia:

http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=vKVyK_Qrl8g#!

Campus Oriente

Hay otro tema que tiene que ver con el Campus Oriente. Es el de la política en la UC. El homenaje a Jaime Guzmán funado por los alumnos de la Católica fue político. Fue un homenaje político a un político en una universidad católica. Este es otro tema que también hace pensar. Aquí simplemente lo enuncio.

Como universidad católica que es, la UC tiene una vocación de servicio público. Sería ingenuo, por tanto, pensar que la política no puede entrar en la universidad. La Católica, en la medida que reconozca el valor del pluralismo, del diálogo y de la crítica, tiene que admitir en ella misma la política, so pena de ofrecer un aporte muy pobre al país.

El caso es que quienes recordaban a Jaime Guzmán, académico y político, son los mismos que en dictadura no toleraban ninguna expresión política en la universidad. Eran gremialistas quienes esos años recurrieron a la violencia, en ese mismo Campus, en contra de los alumnos de Teología que protestaba contra Pinochet. Lo vi. Yo estaba allí. Lo que esos años ocurrió y lo que ocurrió la semana pasada, no puede ser visto como un arreglo de cuentas. La violencia debiera ser ajena a la universidad y a la política. Lo que está pendiente en la UC, y los integrantes de ella debemos reconocerlo, es una re-politización de una universidad católica.

¿Debe ser «política» una universidad católica? Por cierto, de lo contrario podría ser un centro de formación profesional u otra cosa. Una universidad, para ser católica, tiene necesariamente que articular Fe y Razón, Fe y Cultura, y Fe y Justicia, dimensiones estas de aquella verdad que la universidad busca bajo el título de Bien común. Bien común que los políticos procuran como representantes primeros de la sociedad, pero que también requiere de mentes universitarias abiertas, serenas, dialogantes, críticas y autocríticas que, en contacto y tomando partido por lo que está en juego en la sociedad, deben contribuir con ideas. Esto que es común a toda universidad, es particularmente «católico». Así al menos en teoría…

La UC ha logrado reconfigurar su talante político entre los estudiantes, mucho más que entre los académicos. La FEUC hace ya años que admite otras combinaciones de ideas que las que les ofrecen los partidos políticos. Entre los académicos no ocurre lo mismo. Está pendiente.

¿Qué hacer?

Entrevista de Adviento